Guilty as sin
Nunca creí en el amor a primera vista, siempre me pareció algo tan fantasioso y tan poco probable que no entraba en mi razonamiento, pero cuando choqué mirada con él, entendí de lo que tanto hablaban. Fue un día como cualquier otro, la monotonía de mi trabajo mantenía mi mañana ocupada hasta que esos ojos me atraparon y fue su mirada la que ocupó mi pensamiento el resto del día. El acercamiento fue lento, cauteloso, me aterraba la idea de sentir tanta atracción por alguien a quien ni conocía, pero cuando por primera vez nos despedimos y colocó su mano en mi cintura sentí la seguridad de que él ya me conocía, quizá de otro universo, porque la familiaridad de sus movimientos me desconcertaron. Los días posteriores se dieron con más naturalidad por parte de ambos y comenzó a alegrar todas mis mañanas con sus sutiles gestos de cariño, con su atención, con su sonrisa, con su mirada tan penetrante. La primera vez que nos vimos en un espacio exterior me impresionó con su for...